Casillas, tres paradones para hacer eterna la volea de Zidane

La final de la Novena será para siempre la de la volea de Zidane, la del monumental remate con el que el astro francés detuvo el tiempo en Hampden Park para hacer uno de los goles más hermosos de la historia del fútbol, no sólo de la Copa de Europa. Todo lo que hizo Zizou desde que Roberto Carlos lanzó un globo hacia la frontal del área del Bayer Leverkusen es una lección de arte: la manera de ir a por un balón tan complicado, la forma de acomodar el cuerpo, de armar la pierna y de impactar con el cuero para alojarlo en las redes de Butt.

La volea de Zidane, el mejor gol en la historia de la Champions

De ese gol ha hablado todo el mundo en el Real Madrid. Pero, ¿cómo se vio desde el otro lado? Berbatov, delantero búlgaro de aquel Bayer Leverkusen, tiene grabada a fuego toda la secuencia. “Yo estaba justo detrás, lo veía todo. Recuerdo cómo Roberto Carlos esprintó para llegar a esa pelota y ponerla al área. Aquel pase era jodido. No era un pase cruzado, pero la fortuna quiso que Zidane estuviera en el momento adecuado en el lugar adecuado. Me sentí como una mierda con aquel increíble tanto del francés. La forma que conectó aquel remate y la puso dentro. Poquitos son capaces de hacer eso. Y cuando lo ves ahí, tan cerca, dentro del campo como estaba yo, pues no puede dejar de admirarlo”, explicó años después el búlgaro.

Final de infarto

El Bayer Leverkusen se presentaba en aquella final del Glasgow con un aspecto muy parecido al que ahora tiene el Borussia Dortmund en Wembley, aunque es verdad que los amarillos ya tienen en su historial una final ganada (1997) y otra perdida (2013). Lejos de acogotarse por verse dos veces abajo en el marcador, porque Raúl marcó al poco de empezar con una acción de pillería, los de Leverkusen vendieron su piel muy cara. Lucio empató a uno y el 2-2 estuvo a punto varias veces.

Ahí es donde aparece la figura de Casillas, portero suplente aquella noche de Glasgow. 40 años antes, otro portero suplente (Nigel Spink, del Aston Villa) había sido el héroe de la final ante otros alemanes, los el Bayern de Múnich.

La temporada 2001-02 no fue sencilla para Casillas, que vio como Del Bosque perdía la confianza en él a mitad de camino El 20 de marzo, tras un empate a dos en Atenas ante el Panathinaikos, dejó de jugar. Porque Europa era su ventana después de que a finales de febrero César le sacara de la portería en la Liga.

Las tres paradas salvadoras de Casillas ante el Leverkusen

Para el portero extremeño fueron los cuartos (Bayern), las semifinales (Barcelona) y la final. El debate se había cerrado con el paso de las semanas, aunque a cada duda de César, como tras el error ante en Barcelona en Liga que permitió a Xavi empatar tras adelantar Zidane al Madrid, reaparecía. Mientras, Camacho seguía diciendo que Casillas estaba en sus planes par el Mundial de Corea y Japón.

Llegó el 15 de mayo y la final de Glasgow. César fue el portero del Madrid durante 68 minutos. Entonces se lesionó. Casillas saltaba veloz al campo para volver a jugar después de 55 días parados. En apenas 20 minutos tuvo que ser Santo como pocas veces, porque el Leverkusen acogotó al Madrid en su área.

Tres apariciones paranormales evitaron el empate del Bayer. “Aún tengo pesadillas con esas paradas”, bromea Berbatov cuando recuerda el final del Glasgow. Iker inmortalizó con sus paradas la obra de arte de Zidane. El Madrid era por novena vez campeón de Europa, la primera con Florentino. Y Casillas fue el titular de España en el Mundial. Pero esa es otra historia. l

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